Chrysler
Cuando
en 1908, en el auto show de Chicago, Walter P. Chrysler
quedó prendado de lo que se convertiría
en una obsesión, hasta fundar su propia empresa,
no imaginó la serie de acontecimientos que marcaría
la historia de los autos que llevan su marca, que no es
otra que su propio apellido, costumbre por lo demás
común en la industria.
A fuerza
de armar y desarmar el primer auto que se compró,
un Locomobile 1908, Chrysler fue descubriendo los secretos
de la producción de ese medio que entonces consideró
que marcaría el futuro del transporte.
En
1910 cuando Chrysler fue ascendido a gerente de planta
de la American Locomotive Company, dejó su puesto
para ir a trabajar con Charles Nash, apenas por la mitad
de lo que era su salario en la ALCO.
Gracias
a su conocimientos de mecánica y su capacidad de
organización rápidamente convirtió
a Buick en un eficiente productor
de autos de calidad. El reconocimiento a su labor no se
hizo esperar y para 1919 su salario se situaba alrededor
del medio millón de dólares.
Antes
de establecer su propia empresa, Chrysler deja a Buick.
Contribuye a revivir la Willys-Overland, que gana fama
con los autos Jeep. En 1921 es llamado por la acuciada
Maxwell y Chalmers. Chrysler reduce los costos, mejora
la calidad, y establece una efectiva política de
mercadeo. El plan funciona, y Maxwell obtiene de nuevo
ganancias.
Con
los lineamientos generales dados por Walter P. Chrysler,
tres hombres, Fred Zeder, Owen Skelton y Carl Breer tuvieron
la misión de construir un auto que representara
la reputación de Chrysler, y que además
debía ser suficientemente cómodo para cinco
pasajeros, económico tanto en los desplazamientos
como para el mantenimiento , y porsupuesto debía
ser un auto duradero y de alto desempeño.
La
respuesta al reto fue contundente. El primer Chrysler,
que debutó en el auto show de Nueva York en 1924,
montó un motor seis cilindros de alta compresión
con un radio de 4.7:1, capaz de desarrollar 68 caballos
de potencia. Para detener semejante motor también
hicieron falta frenos acordes. Los ingenieros montaron,
como equipo estándar, frenos hidráulicos,
los cuales habían sido usados por Duesemberg dos
años antes. Estos frenos significaron el primer
aporte técnico de Chrysler, pues el sistema de
frenos mecánico que entonces usaban los autos debían
ajustarse constantemente. El sistema adoptado por Chrysler
daba una equilibrado presión a los frenos de todas
ruedas y no había que ajustarlos. También
este modelo incorporó como estándar los
amortiguadores y una instrumentación completa en
el tablero.
De
los 80 mil autos que producía Maxwell, 32 mil eran
Chrysler. En junio de 1925, después de tomar control
de Maxwell, Walter Chrysler se convirtió en presidente
de la compañía que producía autos
con su marca.
En
1928, dos años después de ganar las 500
Millas de Indianápolis, el Chrysler Imperial estrenó
us propio motor de más de 112 caballos de potencia.
Ese año dos Chrysler culminan las 24 Horas de Le
Mans en tercero y cuarto lugar, precedidos por el famoso
“Blower” Bentley y un Stutz Bearcart.
La
depresión forzó el cierre de muchos fabricantes,
pero gracias a su diversificación, pues ya había
comprado la empresa Dodge Brothers
y había lanzado los económicos Plymouth
y DeSoto, Chrysler sobrevivió a la tormenta.
En
1934 apareció el Airflow, un auto que reflejaba
parte de los resultados de los estudios que hacía
Carl Breer desde 1927 sobre la aerodinámica y en
el cual se usó la jaula de seguridad para brindar
mayor seguridad a los ocupantes del auto.
Desafortunadamente
el auto no gustó, y rápidamente Chrysler
puso a la venta nuevos modelos que incorporaron algunas
de las innovaciones técnicas del Airflow, tales
como un overdrive automático y un encendido más
sencillo.
En
1935, tras sus numerosos éxitos, Walter P. Chrysler
decidió jubilarse. En 1938, el mismo año
en el que murió su esposa, Walter P. Chrysler se
enfermó y al poco tiempo murió, a la edad
de 65 años.
Tras
este período de bonanza, en el que la empresa llegó
a colocarse en segundo lugar, detrás de General
Motors, llegó la II Guerra Mundial, de las instalaciones
industriales comenzaron a salir tanques, camiones, aviones
y otros materiales bélicos.
Los
Town & Country sobrevivieron, y los acabados en madera
de caoba convirtieron estos modelos en iconos. Arribaron
nuevas innovaciones el Hydraguide o dirección asistida,
el aire acondicionado, los frenos de disco en las cuatro
ruedas y otros adelantos técnicos, pero destacó
sobre todos la PowerFlite o transmisión automática.
Entre
1946 y 1948 no hubo mayores cambios y apenas ligeros cambios
en los rediseñados modelos de 1949.
Comienzan
los años 50. Con el motor Chrysler FirePower, la
marca regresa a las competencias automovilísticas.
En 1954 Lee Petty gana el campeonato Nascar conduciendo
un Chrysler equipado con el FirePower, el mismo que montaron
los Briggs Cunningham especiales en las competencias de
Le Mans, donde arribaron en cuarto lugar en 1952, tercero
y séptimo en 1953, y tercero y cuarto en 1954.
La
aparición del Chrysler 300 en 1955 abrió
el paso a los “muscle cars” de la marca, que
con su evolución año tras año conformó
la famosa serie identificada con letras. Algunas de las
innovaciones del modelo 1957 fueron el sistema de suspensión
Torsión-Aire que sustituyó las ballestas
por las barra de torsión, control de crucero Auto
Pilot, seguros de las puertas de accionamiento eléctrico,
parabrisas curvo y la transmisión TorqueFlite a
botones.
Al
comenzar la década de los 60, el estilo de los
modelos muestran un nuevo estilo. Aparecen las estilizadas
“colas” a partir de 1962 y el Imperial del
64 tiene un radical nuevo look. Los desarrollos técnicos
se concentraron en los autos con turbina, un experimento
que llevó a la empresa a construir 50 unidades
de este tipo, las cuales fueron sometidas a pruebas entre
200 clientes durante tres años, pero sin éxito.
Hasta
el embargo petrolero de octubre de 1973, Chrysler gozó
de uno de sus mejores años, pero al igual que los
otros fabricantes norteamericanos en su oferta sólo
tenía modelos grandes. Mientras los grandes modelos
norteamericanos languidecían en los concesionarios,
los compradores se decidían por los compactos importados.
Como
su modelo compacto Chrysler sacó a la venta el
Cordoba y como mediano el LeBaron, que redujo sus dimensiones.
La industria norteamericana sufrió los embates
de una década que comenzó con una crisis
petrolera y culminó con una devastadora recesión
en la que Chrysler sufrió las peores consecuencias.
En
los 80 comienza el renacimiento de la empresa. Para vigorizar
la marca, Chrysler lanza el Laser, un auto dirigido al
público jóven, que estaba equipado con un
turbocargador. Las mayores ventas fueron para el Fifth
Avenue, que también le dio las mejores ganancias.
Nace en esta década la plataforma K.
Los
noventa es historia reciente: el boom de las minivan,
los concept cars, los prototipos, el regreso del ·300,
el lanzamiento del Neón y la fusión con
Daimler, para formar Daimler-Chrysler.